miércoles, 8 de diciembre de 2010

Fría Soledad

Que mal se vive estando como un preso.
Olvido, abandono y, aunque escriba,
mi mente no podrá borrar la criba
de la que ninguno salió ileso.


Y aquellos que creían, con un beso
traicionaron a la persona que iba
a luchar para que no se prohíba
el derecho de los de carne y hueso.


Mientras, recuerdo tu dulce belleza,
que consiguió llevarme a la locura
perdiendo por completo mi entereza.


Aquella que persigue con fiereza
tu rostro rebosante de dulzura
y tu cuerpo, repleto de pureza.



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